lunes, 8 de marzo de 2010

genios sin trono

Leonid Stein

Leonid Stein nació el 12 de noviembre de 1934 en la pequeña población ucraniana de Kamenets-Podolsk en el seno de una família humilde y trabajadora. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la ciudad nativa de Stein fue de las primeras atacadas por el ejército alemán. A duras penas consiguió la familia escapar, y tras largos avatares se estableció en Uzbekistán, cerca de Tashkent. En 1942, a la edad de 36 años, el padre de Stein murió de tifus. Su madre se convirtió así en el único sustento de la familia, educando ella sola a sus dos hijos.
Terminada la guerra, y de regreso a Ucrania, Stein fue creciendo con aspecto enfermizo, víctima de la desnutrición reinante durante los años de la guerra.
Nunca se destacó por ser un estudiante modelo, sus mediocres notas resultaban tanto más penosas cuanto que el muchacho estaba dotado de inteligencia natural, de excelente memoria y una rica imaginación. El problema era que no le gustaban los libros de texto. A los 10 años descubrió el ajedrez y en poco tiempo se convirtió en el mejor jugador de su escuela. En uno de los torneos escolares Stein llamó la atención de algunos maestros por su juego rápido y agudo.
El niño de trece años y quinto grado fue admitido en el Palacio de Pioneros de Lvov. Allí, por primera vez, Leonid pudo ver un libro de ajedrez, aunque, a decir verdad, le interesó bien poco. Sólo el juego en sí le fascinaba.
Al principio su ajedrez progresó lentamente. Leonid iba subiendo de nivel con confianza. En dos años alcanzó la primera categoría.
Le encantaban las conferencias ajedrecísticas de Sokolski y en particular aquellas en las que el maestro comentaba partidas de doble filo, con ataques y contraataques. El entrenador de ajedrez Viktor Kart, muy famoso en la Unión Soviética, recuerda: “Incluso entonces Stein nos sorprendía en sus partidas tanto por su talento como por su audacia. Planteaba sus posiciones con tanta rapidez, que nos parecía un clarividente. Un maestro normal sólo ve, en un momento dado, una parte del tablero, pero Stein podía captar todo el tablero, previendo de algún modo la estructura resultante en cada posición, tras una continuación posible. Cuando comenzaba a mostrarnos las variantes que había visto, parecía que las piezas se movían solas. Era evidente para todos que Stein tenía un don especial. Pero, por otra parte, era impaciente en extremo, absolutamente incapaz de obligarse a sí mismo a concentrarse sobre el tablero, así que muy a menudo tomaba decisiones imprudentes. Los jugadores expertos podían sacar partido a sus defectos, planteando trampas, y Leonid a menudo mordía el anzuelo.”
En 1952 Leonid cumplió los 18 años. Había llegado la hora de decir adiós a los torneos juveniles, con su espíritu romántico y audaces esperanzas. ¿Se encontraba este joven, ya maduro pero engreído y fácilmente susceptible, lo bastante preparado para mayores empresas?
Seguramente no. Los primeros éxitos le habían llegado muy pronto, con poco esfuerzo para conseguirlos. Sufrió relativamente pocos fracasos ante el tablero, de modo que los consideraba accidentales. Le parecía que todo se tornaría a su favor con el debido tiempo. Entretanto, sólo era un jugador de primera categoría, que tenía una gran confianza en sí mismo.

En la primavera de 1953 llegó a Kiev para disputar las semifinales del Campeonato de Ucrania. Allí no sólo consiguió la norma para candidato a maestro, sino que finalizó en el primer puesto.
El servicio militar le sirvió de gran ayuda a Stein. Adquirió concentración, una disciplina regular, puntualidad y precisión. Durante su tercer año en el ejército, Stein estuvo destinado en la guarnición de Moscú, lo que le permitió tomar parte en buen número de competiciones en la capital.
En 1956 Stein se licenció del ejército y regresó a casa con el objetivo de obtener el título de maestro.
El invierno de 1958 estuvo lleno de contrariedades. Su escuela técnica no le permitía participar en la semifinal del campeonato ucraniano. En el calor del momento, Stein dejó la escuela y reanudó su trabajo de instructor de ajedrez. Jugó con éxito en el torneo de Chernovsky, abriéndose paso hacia la final, pero por orden del Comité de Deportes de Ucrania, Stein fue privado del derecho a competir en el Campeonato de la República, por haber violado la disciplina deportiva. Tal violación consistía en jugar a las cartas, un pasatiempo popular entre los participantes de la semifinal, al que se dedicaban en su tiempo libre, entre ellos Stein, para quien el castigo fue severo.
Antes del comienzo de la final, Stein llegó a Kiev para solicitar indulgencia. Otros participantes en el torneo lo apoyaron, ¡pero fue en vano! El torneo se celebró sin él. Cuatro jugadores (A. Makarov, E. Gufeld, R. Gorenstein y M. Levin) consiguieron al mismo tiempo el título de maestro.
“¡Ya es suficiente! ¡Dejo el ajedrez!”, informó Leonid a sus amigos en el otoño de 1958. “Seguramente he gastado demasiado tiempo y esfuerzos practicándolo. Dejo el trabajo de instructor de ajedrez y buscaré trabajo en la factoría.”
Sin embargo el destino o la casualidad se unieron para ayudar a Stein y debido a las bajas de varios jugadores en el campeonato de Ucrania los organizadores finalmente decidieron invitar a Leonid, que empezó el torneo perdiéndose las dos primeras rondas y que sin embargo consiguió el título de maestro con 1,5 puntos más de los requeridos y lo mejor de todo es que había conseguido plaza para las semifinales de la URSS.

La información ha sido extraída del libro La estrategia del riesgo de Edgard Gufeld.

Stein - Flohr [B17]
Campeonato de Ucrania Kiev, 1957
Para un debutante de 22 años, esta partida fue un serio examen. Resultó, además, ¡muy característica del joven Stein! La búsqueda a toda costa de la iniciativa, impulsos impacientes, temeridad, ingenuidad táctica… Y lo peor: falta de autocontrol en los momentos críticos de la lucha.
Aunque Stein perdió esta partida, el juego da fe de su capacidad creativa, ya que la primera parte es extraordinariamente interesante y plena de emociones, ya que ambos contrincantes dejan escapar su ocasión.


1.e4 c6 2.d4 d5 3.Cc3 dxe4 4.Cxe4 Cd7 5.Ac4 Cgf6 6.Cg5 e6 7.De2 De7 Una jugada demasiado artificial para ser buena que pudo costarle un buen disgusto a las negras. Es normal la jugada Cb6. [7...Cb6] 8.Ad2 b6 9.0–0–0 Ab7 10.C1f3 Stein apuesta por un desarrollo rápido de las piezas y pronto buscará las complicaciones tácticas que tanto le gustaban. 10...h6 [10...0–0–0 11.Ce5 (11.Ce4) ] 11.Ab4!? El inicio de una serie de ataques y contrataques que pone en tela de juicio la ubicación de la dama negra y del rey en el centro del tablero. Obviamente el alfil no puede ser capturado pero flohr se defiende con maestría. 11...c5! [11...Dxb4 12.Cxf7!! Rxf7 13.Dxe6+ Rg6 14.Ad3+ Rh5 15.Dh3#] 12.dxc5 bxc5 13.Axc5!! Sorprendente sacrificio complemento a la idea anterior al jugar Ab4 y que especula con la posición insegura del rey negro. 13...Cxc5 Nuevamente las negras no pueden capturar con la dama. [13...Dxc5? 14.Cxf7 Rxf7 15.Dxe6+ Rg6 16.Ad3+] 14.Ce5 Cfd7! En una posición difícil, Flohr muestra su talento a la hora de la defensa. Parece muy peligroso capturar el caballo de g5... [14...hxg5? 15.Ab5+ Cfd7 16.Axd7+ (16.Txd7 Cxd7 17.Axd7+ Rd8 18.Ac6 Rc8 19.Db5©) 16...Cxd7 17.Txd7 Db4 18.a3 Db6 19.Thd1©] 15.Cgxf7 Cxe5 16.Cxe5! Dg5+ 17.f4! Dxf4+ 18.Rb1 Ae4!! Probablemente la única forma de defenderse ante las amenazas de las blancas. Es de destacar la precisión de el juego de Flohr en una posición muy delicada. 19.Dh5+ g6 20.Ab5+ [20.Cxg6 La idea defensiva de Flohr puede verse si las blancas decidieran capturar en g6... 20...Dg5 21.Dxg5 hxg5 22.Cxh8 Ag7 23.Axe6 Tb8² Y aunque las blancas siguen teniendo algo de ventaja las negras han conseguido algo de contrajuego.] 20...Re7 21.Cxg6+ Axg6 22.Dxc5+ Rf7 23.Dc6 De4! La partida muestra gran precisión tanto en la conducción del ataque como de la defensa. Las blancas tienen cierta ventaja pero el contrajuego de las negras resulta molesto. 24.Dd7+ Rg8 25.Ad3 Dg4 26.h3 Dg5 27.Dxe6+ Af7 28.Dc6 Tb8 29.Dc7 Tb6 El rey de las negras ha quedado bien refugiado por sus propias piezas del ataque de las blancas. Ahora era el momento de que las blancas impidan el contrajuego a las negras con jugadas defensivas pero el joven Stein no advirtió los peligros de su posición y en pocas jugadas malogró esta brillante partida. 30.Ac4? [30.b3!; 30.Dxa7 Dc5; 30.Thf1 Axa2+] 30...Th7! 31.Thf1 Tf6 32.Txf6 Dxf6 33.Tf1?? Y tras ésto la derrota es inevitable. [33.a3] 33...Dxf1+ [33...Dxf1+ 34.Axf1 Axa2+] 0–1

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